La identidad es, por encima de todo, un dilema. Un dilema entre la singularidad de uno/a mismo/a y la similitud con nuestros congéneres, entre la especificidad de la propia persona y la semejanza con los/as otros, entre las peculiaridades de nuestra forma de ser o sentir y la homogeneidad del comportamiento, entre lo uno y lo múltiple. Pero la identidad es también un constructo relativo al contexto sociohistórico en el que se produce, un constructo problemático en su conceptualización y de muy difícil aprehensión desde nuestras diferentes formas de teorizar la realidad social. Mi propósito en este ensayo es precisamente problematizar ambas cuestiones, es decir, tanto la dimensión experiencial que nosotros tenemos como miembros competentes de nuestra sociedad como la dimensión teórico-conceptual que la produjo y la sustenta. En la dimensión experiencial de la identidad lo relevante es considerarla en el contexto social de nuestras relaciones e intercambios con los demás. En esas relaciones, resulta necesario, como es fácil de admitir, tanto una identificación con quienes nos rodean como una diferenciación estricta respecto de ellos y de ellas. La identificación nos garantiza la seguridad de saber quiénes somos y la diferenciación nos evita confundirnos con los demás. Los reclamos de especificidad tan habituales en nuestra comunidades, tanto en el nivel de lo individual como en el nivel de lo colectivo, son fiel reflejo de esta paradoja. El alcance de este dilema es impresionante y lo podemos encontrar hasta en los ámbitos más insospechados de las relaciones humanas. Por citar sólo lo que es ya un clásico en la literatura psicosocial, Codol ilustró como nadie la impregnación de este proceso en su conocida serie de estudios sobre la diferenciación (M.Dupont....). Cuando una persona tiene que estimar la distancia que le separa de otra, la percibe más o menos grande, respectivamente, según el punto de referencia en la comparación es él o ella misma o el punto de referencia sea la otra persona (¿a qué distancia me encuentro yo de él o ella?, punto de referencia yo; ¿a qué distancia se