En diciembre de 1985, en el curso de un paseo por Jaizkibel en los que recogía habitualmente material arqueológico, D. Juan San Martín localizó el abrigo de J3. Poco más tarde, remitió los restos arqueológicos recogidos en superficie en este lugar a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, en su sede del Museo de San Telmo, junto a las coordenadas del hallazgo y un plano de su ubicación. Con anterioridad a nuestra intervención en J3, a lo largo de 2001 tuvimos ocasión de revisar aque-llos materiales, entre los que destacaba una cantidad relevante de conchas de Patella y diferentes restos de industria lítica en sílex, incluyendo una lasca denticula-da, un fragmento de lámina con retoque abrupto, un núcleo repetidamente reutilizado, cuatro avivados y aproximadamente una docena de soportes brutos (las-cas, laminitas y esquirlas diversas). Los restos estaban siglados ya con la referencia J3, que hemos mantenido. En el tomo referido a cuevas de la segunda edición de la Carta Arqueológica de Gipuzkoa (Altuna et al. 1995), el hallazgo fue incluido bajo la denominación de Txotxipi, en relación con la zona en la que fueron recu-perados estos materiales. Al parecer, esta denominación está aún sujeta a debate en la toponimia local, pero suponemos que estará resuelta cuando deba abordarse la monografía del depósito. La secuencia cultural aparece como indeterminada y no se precisa la información mucho más allá de la aquí transcrita. Finalmente, a mediados de 2001, recibimos el encargo de J. Altuna, de la S. C. Aranzadi para valorar desde el punto de vista patrimonial los principales conjuntos arqueológicos de Jaizkibel. Este proyecto, para el que contamos con una subvención del Ayuntamiento de Hondarribia dio inicio en 2002 y continúa aún en vigor. El interés del proyecto Jaizkibel radica, tanto en el carácter poco conocido desde el punto de vista arqueo-lógico de la comarca, como en su posición geográfica estratégica, dominando el corredor litoral vasco en el tránsito de los Pirineos. Los materiales arqueológicos de estaciones al aire libre, bien conocidos en el País Vasco continental, parecen romper su continuidad al llegar al Bidasoa, y su presencia no se normaliza hasta el centro de la actual Cantabria, aproximadamente. Intentando resolver esta aparente incongruencia en la dispersión de materiales abordamos este proyecto, comenzando por la revisión de los materiales recolecta-dos en superficie. Entre estos, procedentes de recogidas Resumen En el curso de un sondeo en el abrigo rocoso de J3, en la sierra de Jaizkibel (extremo nororiental de Gipuzkoa) ha sido localizado el cuerpo de un individuo adulto masculino, inhumado en el interior de un conchero. Este con-chero no está removido y presenta rasgos de estratigrafía interna. En todo caso, el límite exterior del conchero sí muestra una interesante interestratificación con los niveles de habitación periféricos al mismo, que evidencia dife-rentes fases de ocupación. En el propio seno del conchero se observan, bajo el individuo inhumado, niveles sin cerámica, mientras que los niveles que lo cubren incluyen algunos fragmentos cerámicos. El individuo ha sido datado en el 8300 BP y corresponde, por tanto, al Epipaleolítico.