La arquitectura teatral vivió un gran proceso de renovación en la España del siglo XVIII, tomando como modelo los tratados arquitectónicos franceses e italianos del momento. Esta dinámica se extendió a pequeñas ciudades como Burgos donde, a lo largo de la centuria, se trató de construir un nuevo teatro acorde a los nuevos planteamientos estéticos ilustrados. El proyecto fue encargado al académico Fernando González de Lara quien tomó como referentes a Bails y Patte. La obra no se ejecutó, pero la reclamación de los honorarios del arquitecto generó una correspondencia que nos permite entender la consideración que tenía el trabajo de los arquitectos en el siglo XVIII.