El conocimiento, la ciencia y la información tienen una relación de interdependencia. Como su convergencia no cesa de producir cambios sustanciales en la historia de la humanidad, es de esperarse que la manera de concebirlos nunca haya sido estática. Por su parte, estas concepciones, que son fenómenos vivos, dinámicos e intangibles, erigen nuevas formas de ver y habitar el mundo. La información es un concepto revolucionario porque: primero, encierra los conceptos de masa y energía; segundo, tiene la capacidad para controlar diversas facetas de la humanidad, tales como: las elecciones, las decisiones de los consumidores, la balanza del mercado, etc. En la actualidad, el mundo está invadido por un enorme volumen de datos, que no deja de aumentar de manera exponencial todos los días y, por esto, es menesteroso que los usuarios desarrollen un pensamiento crítico en lo tocante con su tratamiento, su uso y el grado de representatividad que puede llegar a tener en distintos ámbitos.